A diferencia de la historia oficial del video contada en Europa y Estados Unidos donde la tecnología del video se presenta como una herramienta liberadora de las minorías y los artistas experimentales, en Argentina el Video llegó de la mano de una sangrienta dictadura de asesinos organizados en la tarea eficaz de disciplinar cualquier voluntad política de cambio que desvíe al país de la sumisión al neoliberalismo. El Video de los primeros tiempos como tecnología en Argentina está intrínsecamente relacionado a la maquinaria de propaganda militar que utilizó todos los recursos disponible para crear un evento político alrededor del Mundial ’78 (marcando brutalmente en nuestra historia su imaginario a la disciplina militar: especialmente los grandes eventos futbolísticos y la televisión color, incluso también el discurso fervoroso hacia las nuevas tecnologías que en Argentina asociamos de manera sutil e irremediable a lo fascista, castrense y negacionista).-