Ayer fuimos al cine a ver La película infinita de Leandro Listorti.

A diferencia de su afiche (hermoso por cierto) el film no es un collage, técnica de la primera vanguardia, tampoco una compilación ni una película de catálogo, mucho menos un stock footage y para nada un film experimental.

La película de Leandro Listorti no es una Película Abierta, no lleva múltiples relatos, ni desorden en sus secuencias, ni altera la linealidad narrativa del cine como lo entendemos. Tampoco es una película de las segundas vanguardias, no hay múltiples pantallas, ni capas superpuestas, ni materialidad del film que se queme, se raye o se estruje.

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La película de Leandro Listorti es precisa e infinita porque es un espacio de proyección. Es, en todo caso, un film de arte contemporáneo; en el qué su director construye de manera lineal y a través del montaje por corte secuencias extraídas de material de rodaje de otras películas inconclusas. Siempre de películas argentinas y siempre fragmentos de films que no han sido terminados.

En su cercana duración a una hora, propone un espacio para ver películas. Algo que definitivamente ya no existe sino en el más vernáculo circulo cinéfilo de las grandes ciudades. Ya nadie va al cine en ningún barrio ni en ningún pueblo alejado. El cine ya no es un fenómeno social que tenga a la proyección como centro y mucho menos aún al proyectorista.

Leandro es un programador y proyectorista de cine, una tarea centenaria que tiene un valor fundamental en la percepción que nosotros tenemos de aquello que llamamos películas (más precisamente de aquello que llamamos: «ir al cine»).

Cuando los medios masivos llegaron a su último estadío Mcluhano: el capitulo 33 de la automatización convirtieron a la programación en lista de reproducción. Y así como lo continuó Manovich, a el algoritmo que define como ordenar en serie los elementos de una base de datos, es decir a la automatización de la programación de una radio, un canal de televisión o una sala de cine es una de las últimas operaciones de los medios masivos modernos (los nuevos medios, aquellos de los noventas).

Ahora, en el 2018, Leandro Listorti nos propone volver al trabajo artesanal (aprender a vivir) del proyectorista, con la conciencia del Artesano de Sennett. Utilizando las herramientas digitales para devolverle a los medios el pulso de lo humano: humanizarlos.

Para eso crea un espacio de proyección en donde ver su película infinita. Una sala de cine, con butacas y una única pantalla en la que se proyecta una versión de la película infinita: la actual.

Al igual que el Software, el film de Leandro está siempre en su mejor versión, pero siempre puede ser mejorable. Los materiales pre-existen, las tecnologías están a la mano de cualquier profesional del campo audiovisual, la película de Leandro no. Hasta que él la proyecta.

El film es infinito porque poné en circulación nuevas imágenes abandonadas en forma de película y en una proyección clásica de cine. Pero, al mismo momento, interpela a esas imágenes a dejar de ser inéditas y volver a la vida en otras películas. Luego, nuevos materiales aparecen de las experiencias de vincularse con gente nueva en las proyecciones del film y otros deben salir por dejar de ser inacabados al haber despertado nuevos intereses en propios y ajenos. Una nueva proyección trae entonces nuevas imágenes y sonidos a la pantalla. Pero, paradójicamente, la película siempre es la misma.

Por eso celebramos y les pedimos desde este humilde blog, ¡no se pierdan las próximas proyecciones de La película infinita de Leandro Listorti.

 

Abrazo,
@camaradetubo

 

 

 

^_^ citas a ciegas:
https://cedoc.infd.edu.ar/upload/McLuhan_Marshall__Comprender_los_medios_de_comunicacion.pdf

https://archive.org/download/LevManovichElLenguajeDeLosNuevosMediosOCR/Lev%20Manovich-el-lenguaje-de-los-nuevos-medios%20OCR.pdf

http://iupa.edu.ar/sitio/wp-content/uploads/2016/06/Sennett-richard-el-artesano.pdf

 

Publicado por obsoleta

Conecto viejas tecnologías de video con otras nuevas.