Necesitamos fomento a la producción audiovisual como bien cultural humano y celebración de ello sin artificio. Sin medidas artificiales de tiempo, de estreno, de circulación. Porque ya no existe. Ya los críticos no ven las películas o las ven en funciones privadas o en un link en sus computadoras. Ya los espectadores no van al cine, ven las películas en sus casas, en ciclos programados en bares (pienso en Hasta Trilce) o en asociaciones civiles o en un link en sus electrodomésticos.