Hace 60 años desembarcaron en el puerto de Buenos Aires unas grandes cajas de madera con seis cámaras Dumont y el equipo necesario para transmitir imagen y sonido sincrónico por ondas de radio. La televisión venía de los laboratorios estadounidenses junto con unos pocos miles de aparatos receptores. En ese momento, la radio era el medio masivo de preferencia. Las tres grandes cadenas de Buenos Aires (Belgrano, El Mundo y Splendid) llegaban a todo el país.Años antes, alrededor del centenario, dos redes recorrían el país: los ferrocarriles y el telégrafo. Por ese entonces, los ferrocarriles y el cine proporcionaban las imágenes, uno desde las ventanillas europeas atravesando grandes extensiones de pampa por sus terraplenes elevados y el otro desde sus salas oscuras trayendo noticias de lugares remotos a la ciudad. Los rayos X permitieron ver el esqueleto que sostiene el tejido social gracias al Tubo de Rayos Catódicos, cuyo invento es la base de la televisión electrónica. La electricidad y el telégrafo facilitaron las comunicaciones en red interconectadas.

Al llegar la televisión a Buenos Aires, tuvo que adaptarse. Los ciclos de la red eléctrica se habían homologado con la europea en 50 hertz pocos años antes. Enrique Telémaco Susini y los ingenieros pioneros de la radiofonía argentina tuvieron que crear una norma híbrida con el ancho de banda estadounidense que traían los equipos importados por Yankelevich y la cadencia de cuadros europea (25 cuadros en 50 campos) de nuestra red eléctrica. La televisión es local, la señal es irradiada kilómetros a la redonda del edificio del Ministerio de Obras y Servicios Públicos. Don Jaime Yankelevich apunta sus cámaras al balcón de la Casa Rosada.

Las primeras emisiones de prueba fueron el 24 de septiembre de 1951 con la imagen del locutor de Radio Belgrano Adolfo Salinas. Técnicamente la televisión se prepara para su llegada unos meses más tarde: el 17 de Octubre de 1951. Las cámaras de los pioneros de la Televisión Argentina se encuentran en el balcón del Banco Nación, a un costado de la Plaza de Mayo. Desde allí improvisan una transmisión hacia los primeros televisores instalados en las vidrieras de algunos bares y negocios cercanos. Eva Perón se comporta como una figura de baja definición: titubeante, pero sobre todo táctil, las palabras llenas de largos silencios invitan al abrazo final de la fotografía histórica. Cientos de miles de espectadores en la plaza y una protagonista inestable encarnan la primer gran transmisión televisiva de la Argentina.

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Yankelevich y la norma N (Dibujo de Ismael Mon)

Casi 60 años después la televisión vuelve a la Tierra. La Televisión Digital Terrestre es un nuevo medio. En la República Argentina funcionan 50 millones de teléfonos celulares (ISSP-INDEC), convirtiéndolo en el medio de mayor inserción, nuestro pueblo es eminentemente nómade y auditivo. Las comunidades de los pueblos originarios, las asociaciones de inmigrantes y los diversos cultos que se profesan en estas tierras tomaron reciente visibilidad en un debate que parecía no tener nada que ver con ellos. La ley 26.522 de Servicios de Comunicación Audiovisual reserva iguales proporciones del espectro de las ondas hertzianas al estado, al privado y a las comunidades.

La norma de Televisión Digital Terrestre Argentina divide cada uno de los canales estáticos de la frecuencia analógica en 13 segmentos. De manera modular es posible optar por transmitir utilizándolos para conformar cuatro señales digitales estándar o una en alta definición. Se complementa con un segmento central llamado OneSeg para equipos portátiles. Este 1seg siempre está presente, llega a más distancia que el resto de los segmentos y puede ser visto en movimiento desde un teléfono celular adaptado. En ese pequeño segmento está guardado silencioso el pasado y el futuro de la televisión, fría, de baja definición: pantalla chica.

Atrapado por la red de negros cables queda la televisión satelital globalizada de las corporaciones de medios. Sus antenas parabólicas apuntan al espacio sideral, reproduciendo señales pasteurizadas por las locuciones en neutro. Ni bien, ni mal, ni de aquí ni de allá. Son los ecos del 20 de julio de 1969 cuando la televisión occidental perdió su espacialidad cotidiana de medio terrestre y empezó a mirar al cielo en busca de OVNIs, cometas, desastres ecológicos o crisis financieras.

La Televisión Argentina recupera con la SATVD-T y la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual el espíritu de ser nuevamente un medio local. Las cadenas de repetidoras son transformadas en red de emisoras. Aprendiendo de Internet y de la red eléctrica las nuevas emisoras generan hasta un 60% de sus contenidos y comparten otro tanto entre vecinas o afines. Las redes de medios públicos o privados que propone la ley 26.522 fortalece la comunicación entre pares. Una nueva televisión mutante del ADN de internet y del teléfono celular promete mucho más que su anterior parto natural analógico de radios broadcasting y satélites con dirección postal de Miami.

Germán Monti.
Licenciado en Realización de Cine, Video y TV – FBA, UNLP.
Publicado originalmente en Revista Arkadin 3
http://papelcosido.fba.unlp.edu.ar/pdf/revistas/arkadin/Arkadin-3.pdf

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Conecto viejas tecnologías de video con otras nuevas.