Imaginemos el deseo de no ser fotografiados, sería raro, tal vez imposible. Unas cuantas fotos en que nos tapamos la cara con la mano o algún objeto. No más que eso. Una foto rota donde falta un familiar y el encuadre descompensado lo evidencia. Alguna anécdota acerca de la pérdida del alma. Algo que queda …